lunes, 23 de abril de 2012

Tapado blanco


Bahía Blanca, 24 de abril de 2012.

Sonata 
para dos instrumentos
para dos corazones
al tempo
de castañas de cajú
al oeste
del helado de banana split
a sabiendas
de que se hace la hora
en el reloj
mental,
de que se hace el invierno
en las yemas
de tus dedos,
de que el taxi
puede ser a lo mucho colectivo
porque no hay renault 12
porque no hay garaje
para guardar
este coma 1
que te reemplaza
cuando el taxi
es taxi
y arranca
observado por el invierno
exiliado a mis dedos
cuando ya se hizo la hora
(se pasó la hora)
en el reloj mental,
cuando tiemblo más
que el helado de banana split
y las castañas de cajú
son sólo estelas a la mar
de la bolsita
de mi corazón,
instrumento elegido
para tocarte
en cualquier
sonata.


miércoles, 18 de abril de 2012

En la guantera

Bahía Blanca, 18 de abril de 2012.

El viejo
ahora niño
es nuez
de ningún nogal
y de ninguna rata.

Juega al fútbol
con amigos invisibles
lejos del tiempo
en otro espacio
preso de una sudestada
dura
de la imaginación.

La pelota pica
pero no dice nada,
corre tras el alba
con la furia del perro
que sueña con emboscar
las ruedas de los coches.

La niña
siempre niña
se adueña de la pelota
a rubias carcajadas. 

Y en un tintineo
ocre
de distracción
(quizás
un ronquido),
se ha ido
y con ella
todo lo demás:
la pelota
la sudestada
su alegría.

Sólo el viejo se quedó
más viejo que nunca
a un costado
de la vida,
a centímetros
de sí mismo,
a un montón de años luz
de la realidad.

martes, 17 de abril de 2012

Rocanrol de cuna

Bahía Blanca, 17 de abril de 2012.


En sábanas
de aguas tropicales
tu gripe
es un arrecife
de coral
vertido sobre mí
a través
de baladas de Creedence;
saetas de amor
que bajan
en pleno picadito
y encandilan al volante
que se mete un gol
en propia meta.

En sábanas
de aguas tropicales
que tu pañuelo se desparrame
por los recodos de la corriente
no es una fábula;
aunque tu ombligo
tenga sabor a leyenda
y un estornudo tuyo
(un casi estornudo tuyo)
valga por mil metáforas,
tu respiración
sobre la mía
seguirá siendo
el relato
preferido
antes
de dormir.

jueves, 12 de abril de 2012

(Ldn)

Bahía Blanca, 13 de abril de 2012.

Estás en la autopsia del grillo
que se postró bajo el ventanal,
en el fondo de todos los vasos
vacíos
llenos
y por llenar,
en los qué tal
los adioses
los mañanas,
en las mañanas
que olvidaste despertar
en lo impotente
de las tardes 
y en los crepúsculos
que te palpan
(y te paspan),
viajás con la novia de los número 10 al ángulo
y volvés mareada de una de Fellini
porque da el sol
sobre tu cara
y por eso también estás en un trago de coca
que urge en mi paladar
cuando pujás por sonar
entre canción y canción
entre abstinencia y humor
en una visita al médico
regada al viento
por lágrimas alérgicas
a la ciudad
que se mece toda
acurrucada junto a tu imagen
en el último brillo de los focos
hacia las tres consonantes
vocales
y sílabas
de tu nombre
hacia el final del párrafo
del día
que se pelea con la noche
para ver cuál de los dos
te extraña
más.

lunes, 9 de abril de 2012

De un abril a otro

Bahía Blanca, 9 de abril de 2012.

De un abril a otro
agradezco
no ser parte de tus alergias
para poder ronronear
junto a tus pestañas
cuando el amanecer
amenaza,
al compás
de tus cuentas regresivas,
con arrancarte
del sillón
de mi boca
y mis cosquillas
y dejarme
abandonado
al universo
(chispazo
miserable
de calor,
comparado
con el volcán
donde atesoro
todas
tus risas).

martes, 3 de abril de 2012

Occhi belli

Bahía Blanca, 3 de abril de 2012.

Cuando todo es tinieblas
cruzo el archipiélago de los recuerdos
sobre mi tabla de telgopor
para hamacarme en el chinchorro 
que ninguna conjugación del presente
pudo voltear.


Refugiado en colosal trinchera
disparo a la yugular del viento sur
que arremete contra mi pecho,
mis manos,
mi fe.


Tras el barullo de los cedros
y los susurros del molino
pronunciados en un italiano meloso,
aguardan dos pupilas negras
que usualmente
no se dilatan.


Cuando se disipan las tinieblas
ya no hay migas de telgopor
ni espacio para el chinchorro
ni siquiera queda resina
de la última rama
del último cedro;
sólo mi italiano
de turista
que visita
tus ojos
y dice algo así como
ti amo
in tutte
le lingue
del mondo.