Ni
el ejército
más poderoso
lo mosqueó.
Pero hizo de las
servilletas
una trinchera
ávida
de lágrimas
y
se enamoró
del nombre
de alguna piedra
preciosa.
No nos contó
(¿no?)
sobre
el barco
que hackeó
su libertad.
a un cubo
de hielo
en 2D
porque
eligió
amar.
Lo rescatamos
porque
el hielo
de tanto
jugar
al antónimo
olvida
no
derretirse.
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