Bahía Blanca, 6 de febrero de 2012.
No se oye
el canto
del pájaro
que anida
en el rompimiento
de una ola.
En algún lugar
la mosca
se cree
araña
y teje
trampas
de seda
que fracasarán.
Claro
que
el océano
no admite
milagros
y
las lágrimas
se evaporan
por la puerta
trasera.
Menos
lo del pájaro,
todo es rumor
de un viento
forastero.
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