Perdón que insista,
es que dieciocho veces
despuntó la aurora en tu espalda
y detrás de ella permanecí
con acento español
y chistes malos
a la espera de hacerte feliz,
sin dejar de pensar
que cualquier excusa que tenga
para que todos mis ratos se queden a vivir en tu cuerpo
es válida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario